lunes, agosto 22, 2005

COMPRENDER SIN SER COMPRENDIDO

ALAN MATHISON TURING (n. Londres, 1912-m. Wilmslow, 1954)

Alan Turing nació en 1912 en el seno de una familia de clase media-alta. Sus padres formaban parte de la administración británica de la India y prefirieron que sus hijos se educaran en la metrópoli, lo que hizo que los hermanos Turing viviesen separados de sus progenitores la mayor parte de su infancia y parece que influyó bastante en la timidez que a compañó a Alan el resto de su vida. Los primeros contactos de Turing con la escuela no fueron demasiado prometedores, la excepcional inquietud de su mente no encajaba con la rigidez de la educación que recibía en la escuela de Sherborne, de manera que aunque sus maestros no esperaban gran cosa de él, a los 16 años era capaz de escribir sobre la teoría de la relatividad de Einstein como un postgraduado, y su nivel en las materias que le interesaban como matemáticas y química era superior al de sus profesores quienes, no obstante, estuvieron a punto de conseguir que no obtuviese su título en la escuela secundaria. En Sherborne conoció a Christopher Morcom, al parecer también muy brillante, que fue de las pocas personas que supieron comprenderle y puede que fuese también el primer objeto de su incipiente homosexualidad. Morcom murió en 1930, lo que afectó enormemente a Turing y parece que influyó en que se interesara en el funcionamiento de la mente humana y su encarnación material, interés que marcaría su vida como veremos.

En 1932 fue aceptado en el King´s College de Cambridge, donde estudió matemáticas, y donde tuvo la oportunidad de conocer a profesores como Bertrand Russell o John Maynard Keynes, que encauzaron sus ansias de conocimiento. Además formó parte de varias asociaciones estudiantiles que ampliaron sus horizontes sociales y consolidaron su tendencia sexual, que era muy frecuente en el Cambridge de la época por otra parte. Parece que el Turing de aquellos días se interesaba mucho por los deportes y era capaz de tocar el violín aunque no muy bien, mostrando ya la amplitud de intereses que le caracterizaría en el futuro.

En 1934 se licenció con honores. En 1935 recibió una beca del King´s College por su trabajo en el teorema del límite central, que descubrió por su cuenta sin conocer los trabajos anteriores sobre el mismo, y en 1935 recibió el premio Smith por su trabajo en teoría de la probabilidad. Pero la primera aportación fundamental por la que es conocido la realizó en 1936, cuando publicó sutrabajo On Computable Numbers, en el que describía la que luego se llamaría "Máquina de Turing" como respuesta al entscheidugsproblem de Hilbert, quién se preguntaba si existía algún método definido o proceso por el cual cualquier problema matemático pueda ser demostrado. Por este trabajo Turing es considerado por muchos como el padre de la informática y le valió una beca en Princeton, donde trabajó con Von Neumann y se doctoró en 1938. Posteriormente volvió al King´s College en cuyo ambiente parece que se encontraba como en casa, pese a que Von Neumann le ofreció un puesto mejor en EEUU. En esa época trató de construir por primera vez una de sus máquinas y parece que su timidez se acentuó, convirtiéndose en un excéntrico.

En 1939 fue reclutado por el gobierno para trabajar en Bletchley Park, en el proyecto que acabaría por descifrar los códigos de la máquina alemana Enigma. Parece que Turing tuvo un papel muy importante en la construcción de las llamadas "bombas" y el posterior "Colossus", las primeras computadoras electrónicas, anteriores al mítico ENIAC americano, que fueron vitales en el proyecto; pero también desarrolló algunas de las técnicas estadísticas que se utilizaron en el mismo. Por todo ello, en 1946 fue nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico. Sin embargo, parece que la excentricidad y la homosexualidad de Turing comenzaron a ser problemáticas en el ambiente cerrado y ultrasecreto de Bletchley Park que, además, le impidió publicar algunos de sus trabajos.

Después de la guerra fue contratado por el Laboratorio Nacional de Física que estaba tratando de construir una computadora electrónica. Tras tres años de trabajo en los que sentó las bases de lo que serían las nuevas computadoras e inventó nuevos conceptos como el de subrutina o Software, en 1947 Turing se encontraba en un callejón si salida. Los ingenieros del proyecto no eran capaces de plasmar sus ideas adecuadamente, por lo que decidió tomarse un año sabático y volvió al King´s College. Parece que ese era el lugar donde su intelecto funcionaba de verdad, donde tenía amigos y podía mostrarse abiertamente tal como era. Esta vez se dedicó a estudiar fisiología y neurología, mientras se preparaba para correr la maratón de las olimpiadas de 1948 a la que finalmente no acudió por una lesión. Eso sí, acabó describiendo lo que hoy se conoce como red neuronal. En 1948 renunció definitivamente en el Laboratorio Nacional de Física y se fue a trabajar a Manchester, junto a Newman, uno de sus mentores en Cambridge que había construído una de sus máquinas y le necesitaba para encargarse del software. En 1950 publicó su trabajo Computing Machinery and Intelligence en el que describía el famoso "test de Turing", que se considera una de las bases del estudio de la inteligencia artificial. Además fue capaz de realizar contribuciones esenciales en campos tan diferentes al suyo como la biología con su teoría de la morfogénesis. En 1951 fue nombrado miembro de la Royal Society por sus contribuciones a la ciencia.

También en 1951 empezó una relación con un joven de Wilmslow, donde vivía desde hacía un año. En 1952 denunció a la policia un robo en su casa que había sido cometido por un amigo de su amante. Turing consideraba su orientación sexual algo natural, pero en aquella época era un delito en Gran Bretaña y cuando la policía empezó a investigar aquello salió a la luz, por lo que fue detenido y juzgado en 1952. Se le obligó a elegir entre ir a la cárcel o someterse a un tratamiento hormonal que curara su "desviación". Turing siguió con sus trabajos, pero empezó a ser acosado por el servicio de inteligencia británico para el que no era nada cómodo tener a un homosexual, que podía ser "seducido" o chantajeado, en posesión de tantos secretos de estado. En plena guerra fría, la situación llegó a extremos absurdos. La vigilancia era constante y se investigaba a cualquiera que tuviese la más mínima amistad con Turing. Además, el tratamiento hormonal le causó múltiples efectos secundarios. Le salieron pechos, sufrió una depresión aguda e impotencia sexual. Todo ello le humillaba terriblemente, aunque sus amistades aseguran que seguía inmerso en multitud de proyectos. El 8 de junio de 1954 apareció muerto en su casa. Parece que había mordido una manzana que contenía cianuro. La policía lo consideró suicidio y cerró el caso, no obstante su madre siempre pensó que la manzana se contaminó por error en uno de sus experimentos químicos y hay quien opina que, simpleme y llanamente, Turing se había convertido en un personaje demasiado molesto para la inteligencia británica.

domingo, agosto 14, 2005

LA GUERRA HA TERMINADO

HIROO ONODA (n. Kainan, 1922)

Siguiendo con los aniversarios relativos a la Segunda Guerra Mundial, hoy hace 60 años que Japón se rindió. Las bombas de Hiroshima y Nagasaki hicieron que los japoneses renunciaran a la resistencia a ultranza que su cultura les exigía. Bueno, al menos eso es lo que hizo la mayoría de ellos. Sin embargo, la enorme extensión del teatro de operaciones del Pacífico, la cantidad de pequeñas islas casi desiertas que se habían ocupado y el peculiar sentido del honor de los soldados japoneses hizo que muchos quedaran aislados en la jungla y simplemente desaparecieron, o se adaptaron a aquella forma de vida negándose a creer que la guerra se hubiese perdido. El caso más famoso es el de Hiroo Onoda, que se "rindió" finalmente en 1974.
Onoda trabajaba para una empresa de comercio en China cuando fue reclutado por el ejército en 1942. Allí, le enseñaron a considerar la rendición como un crimen, una deshonra que debía ser evitada; y también le enseñaron tácticas de guerrilla y métodos de supervivencia en la selva. En diciembre de 1944 Onoda fue enviado a Lubang, una pequeña isla de las Filipinas, con órdenes de oponerse a la invasión americana y resistir hasta que se le ordenara lo contrario. Los americanos llegaron poco después, y en poco tiempo todos los hombres de su unidad murieron o se rindieron excepto Onoda, que era ya teniente, y otros tres. El pequeño grupo se internó en la jungla y se dispuso a resistir viviendo de lo que cazaban y recolectaban, cambiando frecuentemente de lugar para no ser detectados. En 1949 el soldado Yuichi Akatsu decidió que había tenido bastante guerra y desertó del grupo, contactando poco después con el ejército filipino. Desde entonces comenzaron a buscarlos. En 1952 les lanzaron fotografías de familiares y octavillas con la noticia del fin de la guerra, que Onoda tomó por trucos del enemigo para capturarles. Durante todo aquel tiempo la pequeña partida había sobrevivido de sus propios recursos, pero también de robar a mano armada lo que necesitaban a los aldeanos de la zona. Además, como pensaban que la guerra continuaba, se dedicaban a quemar almacenes de arroz del "enemigo" de modo que fueron considerados bandidos. En 1954 el cabo Shimada fue alcanzado por el disparo de un miembro de una partida de búsqueda y murió. Desde aquel día se les buscó con megáfonos que les informaban del fin de la guerra. Incluso un hermano de Onoda le habló a través de los mismos megáfonos sin que consiguiera hacerle confiar. En 1965 robaron un aparato de radio con el que oían transmisiones chinas, pero decidieron no hacer caso de lo que decían. En octubre de 1972 la policía mató al último compañero de Onoda, Kozuka, tras la quema de otro depósito de arroz, y Onoda quedó solo.
Durante dos años siguió con su "misión" hasta que en febrero de 1974 se encontró con un excursionista japonés llamado Suzuki que acampaba por allí. Suzuki era un estudiante que había decidido salir a ver mundo y les había dicho a sus amigos que no volvería hasta encontrar un panda, a Hiroo Onoda y al Yeti. No sé si posteriormente encontró al abominable hombre de las nieves pero el caso es que en el 74 consiguió hacerse amigo de Onoda y trató de convencerle de que se rindiera. El pundonoroso soldado japonés replicó que no podía hacerlo hasta recibir la orden del oficial que le había asignado su misión, de modo que Suzuki tuvo que volver a Japón y llevarle al comandante Taniguchi, el oficial que treinta años antes había dado la orden de resistir a toda costa. En marzo de 1974 Hiroo Onoda se rindió al fin.
En Japón lo recibieron como a un héroe pero, si bien sus temores de ser considerado un traidor no se hicieron realidad, sucedió justo lo contrario; al héroe no le gustaba el nuevo Japón que encontró a su regreso por lo que, tras publicar sus memorias, se fue a Brasil y se hizo ganadero. Finalmente se casó con una japonesa y vovió a su país, donde abrió un campamento en el que enseña técnicas de supervivencia a niños.
Aunque es el caso más sonado, el de Hiroo Onoda no es el único. Las apariciones de otros "fantasmas" de la guerra se han ido sucediendo desde el fin de la misma hasta nuestros días. De hecho este mismo año han aparecido dos soldados japoneses que habían permanecido ocultos en Filipinas sesenta años. Las autoridades japonesas creen que se trata de Yoshio Yamakawa, de 87 años y Tsuzuki Nakauchi, de 85.

viernes, agosto 12, 2005

MUERTE EN ZAMORA

AMPARO BARAYÓN (n. Zamora, 1904 - m. Zamora, 1936)

En el verano de 1936 la fortuna le sonreía a Ramón J. Sender. Su novela "Mister Witt en el cantón" acababa de ganar el Premio Nacional de Literatura, y pasaba sus vacaciones con su familia en San Rafael (Segovia) cuando se enteró de que parte del ejército se había sublevado. Inmediatamente se preparó para ir a Madrid, el centro de los acontecimientos, pero a su mujer le dijo que era mejor que volviera a Zamora, donde había nacido, con la idea de proteger a su familia de la violencia porque "en Zamora nunca pasa nada".
Amparo Barayón era la hija del dueño de un café de Zamora, donde se podían encontrar algunas de las pocas tertulias políticas de la ciudad en aquella época. Era una mujer muy activa e independiente para su época que trabajaba en la Telefónica en Madrid, y que conoció al que sería su marido en una tertulia literaria. Eran los primeros años de la república, y durante algún tiempo convivieron sin estar casados hasta que Amparo se quedó embarazada de su primer hijo, Ramón, y en 1935 se casaron por lo civil en El Escorial. En febrero del 36 nació su segunda hija, Andrea, y parecía que para la pareja todo iba viento en popa. Sin embargo, en Zamora las cosas se torcieron. En agosto Amparo fue detenida cuando protestó por el asesinato de sus dos hermanos, y estuvo encarcelada durante dos meses con su hija pequeña en condiciones inhumanas para ambas, al parecer gracias a la denuncia de su cuñado Miguel Sevilla. El día 10 de octubre le quitaron a la niña, y el 11 por la noche la fusilaron en el cementerio de Zamora. Como muestra de la maraña de envidias, traiciones y venganzas desatada en aquel verano del 36, Amparo fue asesinada por Segundo Viloria, un antiguo pretendiente al que había rechazado; después de que un cura le negara la absolución por no estar casada por la Iglesia. Durante la guerra civil, la mayoría de las mujeres asesinadas fueron las de ideas más avanzadas; las que empezaban a ver que podía haber una manera de vida distinta a la de las que eran solo esposas y madres "como Dios manda". Parece que ese fue el crimen de Amparo, aparte de estar casada con un escritor de izquierdas.
Ramón J. Sender se unió al Quinto Regimiento en Madrid, y llegó a capitán en el Ejército Popular. Al final, derrotado y desencantado del comunismo, pasó a Francia, donde se reunió con sus hijos gracias a la Cruz Roja. Entre los pañales de Andrea encontó una nota de su mujer en la que le pedía que cuidara de los niños y que nunca perdonara a quienes la denunciaron y asesinaron. Luego, acabó viviendo en EEUU, donde escribió algunas de sus mejores novelas. Parece que Segundo Viloria murió loco, y que Miguel Sevilla y el cura que le negó la absolución a Amparo tuvieron que irse de Zamora por caer en desgracia con sus vecinos.

martes, agosto 09, 2005

SOLAMENTE UNA VEZ

CHARLES WILLIAM SWEENEY (n. Lowell, 1919 - m. Boston 2004)

A diferencia de lo que ocurre con Hiroshima, las conmemoraciones de la destrucción de Nagasaki no suelen salir por TV cada año. No tengo recuerdos de haber contemplado nunca algo parecido a la ceremonia de la campana de Hiroshima que cada año nos muestran los medios de comunicación aprovechando que en agosto no hay muchas noticias. Parece que los medios esquivan el aniversario, quizás tenga algo que ver el hecho de que aquello no debía haberse producido nunca y que, de hecho, estuvo a punto de no producirse varias veces. A diferencia del vuelo del "Enola Gay", la misión de Nagasaki fue un cúmulo de fallos y despropósitos que a punto estuvo de acabar de manera muy diferente. Parece que al final, la pericia del piloto Charles Sweeney fue la que hizo que la misión se cumpliese.
La vida de Charles Sweeney tiene muchos puntos en común con la de Paul Tibbets. Ambos se apasionaron por la aviación desde muy jóvenes, y ambos ingresaron pronto en la fuerza aérea tras un breve paso por dos universidades (las de Boston y Purdue en el caso de Sweeney). Sin embargo, mientras Tibbets era un veterano de la guerra en Europa, Sweeney no había participado nunca en una acción bélica antes de Hiroshima. Desde su ingreso en el ejército en 1941, Sweeney fue instructor de pilotos, piloto de pruebas y oficial de operaciones en varias bases siempre sin salir de los EEUU. En 1944 enseñaba el manejo de los nuevos B-29 en Grand Island, de modo que era uno de los pilotos más experimentados en este bombardero, como Tibbets, por lo que fue seleccionado para el proyecto Silver Plate, que era como se conocía al entrenamiento de los pilotos que iban a participar en el lanzamiento de la bomba atómica.
En mayo de 1945 voló a Tinian como comandante del 393º Escuadrón de bombardeo. En realidad su primera misión con fuego real fue el bombardeo de las islas de Rota, Marcus, Guguan y Turk, que se usaron como blanco de entrenamiento para las tripulaciones, dado que aún estaban ocupadas por una débil fuerza japonesa que había sido dejada a su suerte por la invasión americana de la zona. El 6 de agosto de 1945, Sweeney volo con su B-29 el "The Great Artiste" cargado de material científico para registrar los efectos de la bomba de Hiroshima.
Tras la primera bomba atómica, los americanos esperaban la rendición inmediata de Japón, sin embargo lo que obtuvieron fue un exasperante silencio por parte de los nipones. La razón de que se decidiera un segundo ataque en solo tres días permanece bastante oscura, hay quien dice que los americanos tenían que acabar la guerra antes de que los soviéticos entraran en ella a la vista de su poder en Europa. La cuestión es que el 9 de agosto (hoy hace 60 años) Sweeney partió en una segunda misión de bombardeo atómico en el B-29 llamado "Bock´s Car" por su piloto habitual Fred Bock, dado que "The Great Artiste" seguía lleno de instrumentos científicos. Desde un primer momento las cosas fueron bastante mal. Para empezar, el piloto que llevaba al científico que debía fotografiar la explosión fue incapaz de encontrar el lugar de reunión, con lo que Sweeney estuvo a punto de quedarse sin combustible en el regreso por esperarle. Para más inri, el mismo piloto comunicó que no veía el avión de Sweeney e hizo pensar al control de tierra que la misión había sido abortada, con lo que no se enviaron equipos de rescate, que habrían sido esenciales en caso de amerizaje. Pero además, la ruptura del silencio de radio hizo que los japoneses estuviesen a punto de localizar al "Bock´s Car". El nombre de este avezado piloto era James Hopkins, el de su avión "Big Stink" (la gran peste. Muy apropiado, como podemos ver). Finalmente, el mal tiempo hizo que se cambiase el objetivo inicial, Kokura, que estaba cubierto, por Nagasaki que estaba un poco mejor. Pese a ello Sweeney estuvo otra vez a punto de abortar la misión por falta de visibilidad, problemas mecánicos y escasez de combustible. Al final consiguió a duras penas hacer la pasada mortal que costó la vida a unas 70.000 personas. Fue la primera y única vez en su carrera que bombardeó un objetivo real. Luego, consiguió llegar por los pelos a Okinawa con solo siete galones de combustible en su aparato. Japón aún tardó seis días en rendirse.
Al regresar del Pacífico, en noviembre de 1945, Sweeeney fue asignado a la base de Roswell (Nuevo México) donde debía entrenar a los pilotos que realizarón las pruebas en el atolón de Bikini en 1946. Después su vida volvió a la rutina de antes, sirviendo como instructor y piloto de pruebas en varias unidades hasta que se retiró como general de brigada en 1976.
Una vez alguien le preguntó que en qué había pensado en el momento de abrir las compuertas de la bomba sobre Nagasaki: "En cuantos japoneses estaba a punto de matar -contestó- pero también en cuantos americanos iba a salvar". Con el paso de los años, la actitud de Sweeney respecto al bombardeo de Nagasaki no varió, igual que en el caso de Tibbets. Siempre lo consideró necesario para acabar la guerra, de hecho escribió "War´s End" un libro en el que relata su experiencia y defiende la necesidad de aquello. Charles Sweeney murió en Bostón en 2004.

lunes, agosto 08, 2005

NI VERGÜENZA NI PESAR


PAUL WATERFIELD TIBBETS (n. Quincy, 1915-m. Columbus, 2007)

Hace dos días se celebró el aniversario de la destrucción de Hiroshima. Durante los útimos sesenta años se han escrito miles de páginas sobre ello, se ha intentado comprender la tragedia desde todos los puntos de vista. Durante la Guerra Fría la bomba de Hiroshima representaba la espada de Damocles que amenazaba nuestra civilización, y han sido muchas las voces que han tratado de expresar lo innecesario de aquel acto e incluso se han preguntado si no habría que poner a los que lo perpetraron junto a los criminales de guerra del otro bando. La bomba de Hiroshima es un símbolo controvertido cuyo significado aún divide a la humanidad. Parece que hoy en día, sesenta años después, el único que lo tiene totalmente claro es un viejecito de noventa años que vive en Columbus (Ohio) y que piensa que a los responsables del 11S habría que liquidarlos sin juicios ni ese tipo de mariconadas. Se llama Paul Tibbets, y fue el piloto que lanzó la bomba.
Hijo de un hombre de negocios con bastante éxito, decidió a los doce años que lo que quería era volar, pese a las esperanzas que su progenitor tenía en verle convertido algún día en una eminencia médica. De hecho empezó a estudiar Medicina en las universidades de Florida y Cincinnati, pero pronto lo dejó para ingresar en la Academia del Cuerpo Aéreo del Ejército, en 1937. En 1942 era comandante de un grupo de bombardeo sobre Europa y, el 17 de agosto, fue el primer americano en bombardear la Francia ocupada, pilotando un B-17 sobre Rouen. En total voló 25 misiones de bombardeo primero sobre Francia y luego sobre África del Norte, donde además hizo labores de piloto particular del general Clak y el mismísimo Eisenshower.
En 1943 regresó a los EEUU y fue encargado de las pruebas del nuevo bombardero B-29, con lo que se convirtió en el piloto más experimentado en dicho aparato. Así que en septiembre de 1944 fue asignado al Proyecto Manhattan con la misión de preparar un grupo de bombardeo equipado con B-29 para el lanzamiento de bombas atómicas sobre Europa y/o Japón. En mayo de 1945 el grupo fue trasladado a Tinian, en las islas Marianas, el día 5 de agosto se les ordenó bombardear Hiroshima. El domingo 6 a las 9:15 de la mañana fue lanzada la primera bomba atómica. Se calcula que causó más de 200.000 muertos. En su cabina, Tibbets estaba demasiado ocupado tratando de sacar al "Enola Gay" de la zona afectada por la onda expansiva como para pensar mucho en lo que sucedía debajo de él. Preguntado en 2002 sobre sus sentimientos al respecto, dijo que nunca había sentido pesar ni vergüenza alguna por aquello:" En aquel momento pensé que estaba cumpliendo con mi deber patriótico llevando a cabo las órdenes que me habían sido asignadas". Tres días después se lanzó la segunda sobre Nagasaki. Unos días más tarde, el general Curtis LeMay ordenó a Tibbets lanzar una tercera bomba, que estaba en camino desde los EEUU cuando Japón se rindió.
Después de la guerra, Tibbets partició en las pruebas nucleares del atolón de Bikini, en 1946 y estuvo destinado en la base de Roswell, en Nuevo México. En 1950 fue asignado a las pruebas del nuevo bombardero B-47 y luego cumplió con varios destinos en Europa y las altas esferas de la defensa americana antes de retirarse en 1966 como general de brigada. En los sesenta fue enviado a la India como agregado militar, pero tuvo que abandonar el cargo cuando todos los partidos políticos de aquel país protestaron unanimemente al saber de quién se trataba. Después de aquello trabajó en una compañía suiza pilotando jets privados y como director de un empresa de aerotaxis en Columbus (Ohio) hasta que se retiró finalmente en 1985.
En una entrevista para The Guardian en 2002 en su casa de Columbus, el Tibbets de Hiroshima aparece como un técnico dedicado a su labor, con miles de horas de vuelo, siempre concentrado en su trabajo sin preguntarse nada sobre las consecuencias del mismo. Convencido además de que su acción salvó muchas vidas al hacer que japón se rindiera antes, parece que duerme perfectamente por las noches, aunque ante tanta frialdad uno se pregunta si es la verdad o solo una pose, y qué hubiera pasado si hubiese seguido con sus estudios de Medicina en vez de hacerse piloto. Aunque para esto último sí que tengo respuesta: siempre habrá técnicos dispuestos a cumplir órdenes.
ACTUALIZACIÓN (1 de noviembre de 2007) De El País: Paul Tibbets, el piloto y comandante del B-29 que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, Japón, ha fallecido hoy a los 92 años en su hogar en la ciudad de Columbus en el estado norteamericano de Ohio.
Gerry Newhouse, un amigo cercano de Tibbets ha informado que el ex piloto sufría de varias dolencias que se habían agudizado en los últimos dos meses. Tibbets pidió antes de morir que no se hiciera un funeral ni que se colocara una lápida en su tumba, ante el temor de que podría convertirse en un lugar donde sus detractores realizaran protestas, ha asegurado Newhouse.

viernes, agosto 05, 2005

OTRO QUE TAMBIÉN LO CURABA


KARL PETER VAERNET (n. Astrup, 1893 - m. Buenos Aires, 1965)

Además de judíos, durante el Holocausto los nazis eliminaron prisioneros políticos y otras minorías como los gitanos o los homosexuales. En el caso de estos últimos, sobre todo si eran alemanes, había una tendencia a intentar "curarles" primero puesto que si esto ocurría podían volver a ser miembros de la raza superior que cuamplieran su sagrado deber de engendrar más arios. Así que cuando en 1943 Heinrich Himmler se enteró de que había un médico danés que curaba la homosexualidad no dudó en incorporarlo a las SS y darle todas las facilidades para que siguiera con sus experimentos.

Karl Vaernet se había licenciado en Medicina, el mismo año que Fritz Clausen, el futuro líder de los nazis daneses, y era miembro del partido nacionalsocialista desde 1930. Desde el principio su carrera estuvo centrada en la endocrinología, una parte de la Medicina que en aquellos años se veía como la panacea de todos los males. Así, en 1940 Vaernet proclamaba que mediante terapia hormonal era capaz de curar la homosexualidad, pero no solo eso, también decía que curaba el cáncer. De esta manera el doctor Vaernet consiguió hacerse muy popular y obtener una gran cantidad de pacientes, aunque los medios académicos nunca reconocieron sus métodos. Sin embargo, en 1940 los alemanes invadieron Dinamarca, y con ello la amistad con Clausen y la militancia en su partido le hicieron perder paulatinamente clientela, por lo que en 1943 decidió emigrar a Alemania con su mujer y sus seis hijos. Una vez allí fue rapidamente "fichado" por las SS y a principios de 1944 se trasladó a Praga. El trato con Himmler incluía la cesión de la patente de su descubrimiento a la empresa alemana Detusche Heilmittel, a cambio de financiación para sus experimentos. Esto incluía a su vez la utilización de los laboratorios del campo de concentración de Buchenwald, así como de sus prisioneros. Durante 1944 Vaernet experimentó en quince prisioneros (otras fuentes dicen que fueron hasta cuarenta) su método, que consistía en implantar en los testículos una gándula artificial, que en realidad era un simple tubo metálico, que liberaba testosterona la cual, en teoría, era capaz de revertir la homosexualidad. En el experimento se utilizaron prisioneros homosexuales y también heterosexuales como control, parece ser que trece de los quince murieron por infecciones causadas por el método. Además de este experimento Vaernet participó en otros de los que se realizaban en el campo con enfermedades infecciosas, y parece que abrió varias líneas de investigación de la terapia hormonal en relación con la cura de la diabetes e incluso con la búsqueda de la eterna juventud.

En 1945 volvió a Dinamarca e inmediatamente comenzó a buscar compradores para su terapia contra la homosexualidad. En Mayo fue encarcelado por los británicos, aunque parece que contaba con muchos privilegios en su prisión, de manera que consiguió entrar en tratos con varias empresas farmacéuticas británicas y americanas. Ese mismo mes el comandante británico informó de que Vaernet sería juzgado como criminal de guerra. Sin embargo en Febrero de 1946 fue liberado y hospitalizado al parecer por problemas cardíacos, si bien más tarde se descubrió que no había recibido tratamiento alguno. En Agosto se le permitió viajar a Suecia donde, al parecer, estaba el único médico que podía tratar su dolencia; una vez allí desapareció. Parece que se ocultó un tiempo en la nunciatura vaticana o en la embajada de Argentina en Estocolmo hasta que fue trasladado a este último país gracias a la red ODESSA. Durante años se ha especulado sobre la aparente colaboración en la fuga de las autoridades británicas y danesas.

En Argentina, Vaernet colaboró con el Ministerio de Sanidad de Perón y siguió investigando sobre su "método". En 1950 abrió su propia clínica en Buenos Aires, donde siguió ejerciendo la Medicina hasta su muerte en 1965.

jueves, agosto 04, 2005

EL HÉROE DE CASCORRO


ELOY GONZALO GARCÍA (n. Madrid, 1868 - m. Matanzas, 1897)
El 1 de Diciembre de 1868 fue abandonado en ala puerta de la inclusa de Madrid un recién nacido del que una nota dejada a su lado decía que se llamaba Eloy Gonzalo García. Eloy Gonzalo fue criado por la mujer de un guardia civil en Chapinería (Madrid) hasta lo once años, luego fue abandonado de nuevo al dejar de percibir los "padres adopitivos" la renta que mensualmente les pagaba la inclusa para su manutención. Desde entonces ejerció varios oficios hasta que en 1889 entró en el ejército. En 1891, siendo cabo, pidió su traslado a los carabineros y fue destinado al puesto de El Cahón de Jimena, donde estaba a punto de casarse en 1895 cuando fue arrestado por un altercado con un teniente con el que su novia le era infiel. Por tal causa fue condenado a 12 años de cárcel.
En Noviembre de 1895, gracias a un Real Decreto que permite alistar presos, Eloy Gonzalo parte para la guerra de Cuba. Destinado en la provincia de Camagüey, en Abril de 1896 llega al puesto de Cascorro, formado por tres fortines que defienden la población del mismo nombre. El 22 de Septiembre Cascorro queda cercado por los mambises, que emplazan varios cañones y disparan desde la misma población contra los fuertes. Una columna enviada en su auxilio es detenida por los insurrectos el 5 de Octubre. Pese al bombardeo, el jefe de la posición, capitán Neila, decide resistir cuando el enemigo le envía parlamentarios para que se rinda. El principal problema que tiene Neila son dos casas cercanas al llamado fuerte Principal desde las que el enemigo les hostiga constantemente. Una de ellas es desalojada en un rápido contrataque, pero queda la otra y a Neila se le acaba el tiempo. El mismo día 5 por la tarde pide voluntarios para tratar de quemar la segunda casa con gasolina. Se ofrece para ello Eloy Gonzalo, quien pide que se le ate con una cuerda para recuperar su cuerpo, pues está seguro de que va a morir. Sin embargo, tras una angustiosa espera, sus compañeros ven como consigue pegar fuego al reducto enemigo. Poco después, animados por el acto de su compañero, el resto de la guarnición hace una salida que acaba desmoralizando a los mambises que abandonan el cerco de Cascorro.
Por su acción desesperada, Eloy Gonzalo recibió la Cruz de Plata al Mérito Militar, Neila la Laureada de San Fernando. El héroe de Cascorro siguió combatiendo en Cuba hasta que murió de disentería en el hospital de Matanzas en Junio de 1897.
Tras la derrota del 98 sus restos fueron repatriados y enterrados en el cementerio de La Almudena de Madrid junto a otros militares destacados de las guerras de Cuba y Filipinas.
El 5 de Junio de 1902, el rey Alfonso XIII descubrió la estatua de Eloy Gonzalo, que preside la plaza de Nicolás Salmerón, a la que los madrileños no conocen sino por plaza de Cascorro, junto al Rastro, en honor a uno de los héroes más populares de Madrid. Es la estatua de un soldado con su Máuser al hombro y una lata de gasolina de 10 litros en una mano; rodeando su cintura, la cuerda que había de salvar su cuerpo si no salía vivo de su desesperado intento.

lunes, agosto 01, 2005

60 AÑOS DESAPARECIDO


RAOUL WALLENBERG (n. Estocolmo, 1912 -m.?)

En 1944 el War Refugee Board americano comenzó a tomar medidas para tratar de salvar el mayor número posible de judíos del exterminio nazi. Uno de los lugares en los que la situación era más peligrosa era Hungría, invadida por los alemanes tras pedir una paz separada con la URSS. Los americanos necesitaban un hombre capaz para intentar salvar todas las vidas que fuera posible, y lo encontraron en Raoul Wallenberg. Wallenberg era un arquitecto sueco, propietario de una empresa de importación-exportación junto con el judío húngaro Koloman Lauer, quien lo recomendó para el puesto.
Cuando llegó a Budapest como secretario de la embajada sueca, en Julio de 1944, los alemanes habían deportado ya a 400.000 judíos húngaros, aunque aún quedaban más de 200.000. Desde el primer momento Wallenberg puso manos a la obra y empezó a utilizar todo tipo de métodos aprendidos en el mundo de los negocios para salvar seres humanos. En principio le habían sido concedidos unos 600 pases para judíos suecos, gracias a su capacidad negociadora consiguió subir la cifra a 5.000. Además ordenó imprimirlos con el escudo sueco bien visible y en colores chillones, sabedor de lo impresionables que eran los guardias nazis ante este tipo de cosas.
En Octubre los nazis le quitaron la jefatura del estado al almirante Horthy y pusieron al frente al líder de la organización nazi húngara de la Cruz Flechada, Ferenc Szálasi, con lo que la situación empeoró terriblemente para los judíos. A partir de entonces, la actividad de Wallenberg se multiplicó, creando las llamadas "casas suecas" que eran simplemente viviendas en cuya puerta se plantaba una bandera de Suecia con lo que Wallenberg las declaraba territorio sueco. La población de estás casas llegó pronto a los 15.000 refugiados, además otras embajadas de paises neutrales tomaron ejemplo y crearon sus propias casas seguras. En algunos casos Wallenberg llegó incluso a subirse a los trenes de deportados con peligro de su propia vida para liberar algunos de los poseedores de pases. En Enero de 1945 descubrió un plan de Eichmann para liquidar por completo el mayor gueto de Budapest, y lo impidió convenciendo al general Schmidthuber, comandante alemán en Hungría, de que si lo permitía sería considerado criminal de guerra. Con todo ello, se puede decir que cuando los rusos llegaron a Budapest poco después, Wallenberg había participado en la salvación de unos 100.000 judíos.
El 13 de Enero de 1945 Wallenberg pidió permiso a los soviéticos para encontrarse con su jefe, el mariscal Malinoski, en Debreczin, al este de Budapest. El día 17 salió hacia allí con su chófer, Vilmos Langfedler, y ya nunca se les volvió a ver.
El 8 de Marzo la radio húngara controlada por los rusos informó de que ambos habían muerto asesinados por los nazis en el camino. Sin embargo, algún tiempo después el ministro de asuntos exteriores soviético confirmó al embajador sueco en Moscú que Wallenberg estaba "bajo la protección de las autoridades militares soviéticas". Desde entonces poco más se supo, pese a las múltiples gestiones de su madre ante los rusos. En 1947 Albert Einstein escribió una carta a Stalin preguntando por el paradero de Wallenberg. Stalin contestó que desconocía la suerte que podía haber corrido el diplomático sueco. A partir de ese mismo año empezaron a llegar a occidente prisioneros liberados de la Europa oriental, y los testimonios que decían haber visto vivo a Wallenberg se multiplicaron.
En 1957 los soviéticos anunciaron que había muerto en 1947 en la prisión moscovita de la Lubyanka, de un ataque al corazón. sin embargo, los testimonios de lo contrario eran muy numerosos. En 1965 el gobierno sueco publicó un informe oficial sobre el caso que no aportó nada nuevo. Las relaciones entre la URSS y Suecia siempre fueron de tensa vecindad, y al gobierno sueco no le interesaba al parecer importunar demasiado al gigante soviético por un caso sucedido hacía ya veinte años. La madre de Wallenberg, tras años de gestiones sin resultado, recurrió en 1970 a Simón Wiesenthal, el cazador de nazis, quien consiguió varios testimonios como los de los doctores Melzer y Myasnikov, que afirmaban haberle visto vivo en 1948 y 1961 respectivamente. Wiesenthal consiguió además reabrir el caso, formando numerosos comités pro-Wallenberg en distintos países, y hablando de él a la prensa de todo el mundo. En 1981 Wallenberg fue nombrado ciudadano honorario de los EEUU, lo que permitió al presidente americano preguntar oficialmente a los rusos sobre el caso, aunque sin resultados. Canadá e Israel también le nombraron ciudadano honorario en 1985 y 1986 respectivamente.
Finalmente, en 2000, una comisión de investigación rusa anunció que Wallenberg había sido ejecutado en la Lubyanka por el KGB en 1947 al tomársele por un espía americano. Sin embargo, no se mostraron documentos demostrativos ni se explicó por qué el gobierno soviético había estado mintiendo todo ese tiempo. En 2001 los rusos se desdijeron y volvieron a la historia del ataque cardíaco, de manera que otra comisión ruso-sueca tuvo que admitir que no sabía si Wallenberg estaba vivo o muerto.
El 17 de Enero del presente año se cumplieron 60 años de su desaparición. Con tal motivo, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg está tratando de conseguir 100.000 firmas, una por cada judío salvado en Hungría, que serán enviadas a la ONU para pedir el esclarecimiento del caso del diplomático sueco, puedes contribuir con la tuya en el enlace de la fundación.