miércoles, febrero 01, 2006

EN EL PAIS DE LOS CIEGOS


GEORG ELSER (n. Hermaringen, 1903 - Dachau, 1945)

En una secuencia de la serie norteamericana de TV "Hermanos de sangre" un paracaidista yanky le dice a otro mientras circulan por una carretera de la Alemania ocupada en 1945: "Nunca he visto tan pocos nazis como desde que entramos en Alemania". Creo que la frase resume muy bien lo difícil que era encontrar al final de la guerra algún aleman que declarara haber estado voluntariamente del lado de Hitler. De hecho los datos históricos confirman más bien lo contrario; a partir de 1933 la resistencia al régimen nazi fue practicamente eliminada salvo honrosas excepciones. Por eso uno se queda de piedra cuando descubre la historia de Georg Elser, un simple carpintero que tuvo en sus manos la posibilidad de haber cambiado la historia guiado unicamente por el ánimo de evitar una nueva guerra.
Georg Elser nació en Hermaringen en 1903, y desde muy joven empezó a ganarse la vida primero como aprendiz de tornero en una fábrica metalúrgica y luego, por problemas de salud, como aprendiz de carpintería, oficio en el que era oficial en 1922. Después de trabajar en varios lugares en 1925 le contrataron en una fábrica de relojes en Konstanz, donde trabajó hasta 1929. Ese mismo año se afilió al Rotfrontkämpferbund, un grupo paramilitar del partido comunista, aunque parece que lo que de verdad le gustaba era tocar varios instrumentos en las reuniones del grupo, y que su militancia nunca llegó a ser demasiado seria. Votaba a los comunistas porque le parecía que eran los que mejor defendían los derechos de los trabajadores, pero también era un hombre de profundas creencias religiosas. En 1930 tuvo un hijo con su novia Mathilde Niedermann y se trasladó a Suiza, donde trabajó en otra fábrica de relojes hasta 1932. Luego volvió a Alemania para trabajar en el negocio de maderas de su padre. Elser se opuso al nazismo desde el principio, negándose a saludar brazo en alto y a participar en cualquier acto del partido. En 1936 comenzó a trabajar en una nueva fábrica, en la que cobró conciencia del rearme de su pais, pero parece que fue la noche de los cristales rotos en 1938 y el recuerdo de la primera guerra mundial, que había vivido como adolescente, lo que le decidieron a actuar para tratar de evitar una nueva guerra. El 1 de septiembre de 1939 Alemania invadió Polonia, y sus temores se hicieron realidad. Decidido a actuar, y utilizando sus conocimientos de relojería, Elser estuvo 30 días quedándose encerrado por las noches sin que nadie reparase en él en la famosa cervecería de Munich donde Hitler había intentado dar un golpe de estado en 1923. Finalmente el 8 de noviembre, en el aniversario de aquella fecha, Hitler y la mayoría de los principales jerarcas del nacismo se reunieron en la cervecería para un acto conmemorativo. En principio se había pensado que el acto durase hasta las 10 de la noche pero, lamentablemente, el mal tiempo hizo que Hitler decidiese volver a Berlín en tren en vez de en avión, y salió de la cervecería una hora antes de lo previsto, de manera que cuando a las 21:20 h. hizo explosión la bomba que tan trabajosamente había fabricado y colocado Elser, su objetivo se encontraba ya lejos. El atentado causó ocho muertos y decenas de heridos e irónicamente la aparentemente milagrosa salvación hizo subir la popularidad del líder nazi entre los alemanes.
Elser fue arrestado por la Gestapo cuando intentaba cruzar la frontera de Suiza en Konstanz. Durante algún tiempo le torturaron tratando de descubrir una posible conexión con los servicios de espionaje británicos, pero parece que Elser en todo momento mantuvo que había actuado solo. Luego lo encerraron en los campos de concentración de Sachsenhausen y Dachau con el dudoso honor de ser "prisionero personal de Hitler". Durante algunos años su suerte no fue peor que la de sus compañeros de campo, que se preguntaban sin duda quién sería aquel prisionero especial al que se le permitía tener su propio banco de carpintero. En abril de 1945, con los rusos a las puertas de Berlín, Hitler ordeno asesinar a Elser. Se hizo de manera que pareciese que había muerto víctima de un bombardeo aliado. Lo mataron 29 días antes de que Alemania se rindiera.
La figura de Georg Elser ha permanecido medio oculta durante muchos años. Se le ha negado el reconocimiento dado a otros luchadores contra el nazismo, como el grupo la rosa blanca o los conspiradores militares de julio del 44. Y sin embargo Elser parece el más importantes de todos ellos por la época y las circunstancias de su acto. Los militares que intentaron matar a Hitler en el 44 llevaban desde el principio a su lado, y solo cuando la guerra estuvo perdida salió a relucir esa extraña moral que según Anthony Beevor les caracterizó, por la cual la bondad o maldad de una conducta depende de que se gane o se pierda. Los miembros de la rosa blanca, sin ser menos heróicos que Elser, nunca tuvieron en sus manos en realidad una posibilidad de cambiar las cosas que sí vislumbró Esler. Su conducta, opuesta a la de la mayoría de sus paisanos, debería ser considerada estadisticamente como locura pero en según qué casos parece muy difícil acertar quién es el loco. De no haber fallado, Elser podría haber salvado 50 millones de vidas. Pese a todo, su figura ha tardado bastante tiempo en ser reconocida por los alemanes, salvo en algunos lugares como Köningsbronn, pueblo donde estudió, y donde le recuerda una placa que comienza: "Mediante mi acto, quería evitar más derramamiento de sangre".

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Siempre me fascinó el personaje, parece sacado de un relato de Brecht.

9:09 p. m.  
Blogger Jose Antonio del Valle said...

¿Fuiste tú el que me habló de él? Sé que fue alguien en los comentarios antes de cambiar a blogger, pero no recuerdo.

10:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Héhéhé, sí, fui yo. Te ha quedado bastante bien, por no decir del resto del blog. ¡Sigue así! ;)

9:32 p. m.  
Blogger Jose Antonio del Valle said...

Pues es que en el libro de Beevor sobre Berlín lo cita, y me acordé de que alguien me lo había propuesto. Más vale tarde que nunca :)

11:16 p. m.  

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